Erase una vez un monstruo sin nombre…
El Monstruo deseaba y deseaba con todas sus fuerzas un nombre.
Por lo de decidió hacer un viaje en busca de un nombre. Pero el mundo es un lugar tan grande…
Por eso se dividió en dos para continuar su camino.
Uno de ellos fue al Este.
El otro, al Oeste.
El monstruo que fue al Este encontró una aldea.
En la entrada había un herrero.
-Señor herrero, por favor, dame tu nombre.
-¿Darte mi nombre? no pienso hacer tal cosa.
-Si me das tu nombre, en agradecimiento, entraré en ti y te haré más fuerte.
-¿En serio? Si me haces más fuerte, te daré mi nombre.
El monstruo entró en el herrero. Y así, el monstruo se convirtió en el herrero.
El herrero se convirtió en el hombre más fuerte de la aldea.
Pero un día, el monstruo, el cual tenía mucha hambre, se comió al herrero desde su interior.
-¡Miradme! ¡Miradme! Mirad qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior.
Y entonces el monstruo volvió a a ser un monstruo sin nombre.
Se introdujo en el zapatero, pero…volvió a ser un monstruo sin nombre.
Aunque también se introdujo en el cazador…y una vez más volvió a ser un monstruo sin nombre.
El monstruo fue en busca de un hermoso nombre dentro de un castillo. Allí dentro había un niño enfermo.
-Si me das tu nombre, te haré más fuerte!!
-Si logras que me recupere, y me haga más fuerte, te daré mi nombre.
Entonces, el monstruo se introdujo dentro del niño. El niño se recuperó totalmente.
El rey estaba muy contento.
-¡Hurra, Hurra! ¡El príncipe se ha curado!
Al monstruo le gustaba el nombre del niño, y la vida en el castillo también empezaba a gustarle.Por eso, cuando tenía hambre se contenía. Pero un día no pudo aguantar el hambre…
El niño se comió a su padre, a sus sirvientes, a todos.
-¡Miradme! ¡Miradme! Mirad qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior.
Y cuando ya no quedo nadie, el niño salió de viaje. Siguió caminando día tras día, y un día, el niño encontró al monstruo que había ido al Oeste.
-Ya tengo un nombre. ¡Es un nombre muy bonito!
Pero el monstruo que fue al Oeste, le dijo:
-No necesitamos un nombre. Puedes ser feliz sin uno. Después de todo, somos monstruos sin nombre.
Y entonces el niño se comió al monstruo que había ido al Oeste.
Ahora que por fin había conseguido un nombre, no quedaba nadie que pudiera pronunciarlo por él…no había nadie, quien pudiera llamarlo por su nombre. Aun siendo un nombre tan bonito como…
¡Tu nombre!
Psicología Eduardo Ortega 2013
"Compartir, Conocer, Aprender, Crear, Escuchar, Observar, Crecer"
1 May, 2013 en 14:23
Me ha encantado. Muchísimas gracias por compartirlo. Un saludo, y espero poder leer nuevas historias como esta 😀
1 May, 2013 en 14:23
Hola Maria Jose gracias a ti por dedicar una parte de tu tiempo en leerlo y espero en un futuro volver a recibir tu opinión, pues deseo compartir muchas más historias y experiencias a través de mis artículos, un saludo!
1 May, 2013 en 19:55
Me ha gustado aunque confieso que intelectualmente no lo entendí, eso me gusta.
Saludos
Rosa M.
1 May, 2013 en 19:56
Hola Rosa María, te explico mi interpretación del cuento…
«el monstruo» va a obtener el nombre de las personas pero no va a estar satisfecho (ese monstruo en nuestro interior que crece cuando tenemos algo) y aquí tendríamos dos caminos :
1.- Seguir viviendo felices y disfrutar (la fuerza y vitalidad que ofrece el monstruo)…algo que parece fácil, pero es lo más difícil que tenemos los humanos por hacer.
2.- Que «el monstruo» que llevamos dentro saliera y no solo nos lastimaría a nosotros mismos, sino a los demás.
Pero, y si en algún momento estamos felices con lo que tenemos?
realmente llegaremos a estar satisfechos ahí? no, el ser humano siempre desea más, sin importar a quienes lastime (o devore, como en el caso del príncipe).
En el cuento el príncipe no va estar satisfecho con su «nombre» (su vida) con su «castillo» (su hogar) o con el «reino» (familia ,amigos ,pertenencias, etc…) sino va desear más y más, no importa si logra una vida tranquila y feliz, no va poder controlar al monstruo en su interior y termina devorando a todos a su alrededor .
Este monstruo en nuestro interior que quiere más y más, y no se detendrá hasta tenerlo todo, e incluso, ni con todo…estará satisfecho.
Tan bien refleja el como a través de la maldad obtendremos lo que queremos de forma rápida y fácil pero esto a la larga terminara devorandonos por dentro …
Lo bonito de estos relatos es que cada persona encuentra una metáfora diferente dentro del paradigma que observamos en nuestras vidas, un saludo!
1 May, 2013 en 22:46
Excelente. Siempre, argumento breve, claro, muy enriquecedor. Esto pasa a menudo a las personas ambiciosas, a depredadores de valores de sus prójimos, y muchos más ejemplos que podemos citar. Adecuar a diferentes conductas nuestras, insaciables, insatisfechos, egoístas, la envidia que carcome, de igual manera el que lo desea todo sin los menores esfuerzos son presas fáciles para estos monstruos sin nombre, pero que al final lo tienen.
Saludos y gracias por compartir el artículo.
1 May, 2013 en 23:24
Hola David, no podemos ocultar el asistente interior que se alimenta de nosotros, esa parte oculta, manipuladora y mentirosa.Hay personalidades que disfrutan de ser así, sentirse superiores a los demás les resulta entretenido en la medida que son capaces de cargar con esta máscara sin que ello les consuma por dentro.El problema es cuando la actuación llega a su fin y termina la función, se sienten tan cómodas interpretando este papel que se olvidan de si mismas y continúan viviendo este teatro de mascaras en sus vidas. No son conscientes de que su mundo llega a un punto casi autista, incapaces de salir libres de esa putrefacción.Afuera hay todo un mundo, desconocido para ellos, que no están aprovechando…
Gracias por tus palabras David, un abrazo!
2 May, 2013 en 20:04
Mi agradecimiento por este cuento tan hermoso pero me asalta una duda, es una sombra que va congelando el alma ¿ Qué hacemos si finalmente se acostumbra a no ser llamado? Siempre quedará alguien a quien devorar encontrando el placer en ello.
Suena mal, muy mal pero a veces ocurre.
2 May, 2013 en 21:13
Cuando te acostumbras a llevar esta mascara, cabe la posibilidad de sentirte superior a los demás es asumir el riesgo de que eres capaz de cargar con esa máscara sin que ello te devore por dentro…
2 May, 2013 en 21:32
É preciso olhar e aceitar nossos monstros internos e não ignorá-los. Belo conto. Grata.
6 May, 2013 en 21:22
Hola Eduardo, gran cuento! … ahora bien… reconozco que me gustan los finales felices en los que el protagonista sabe superarse a tiempo 🙂
7 May, 2013 en 9:38
Hay que sacarlos afuera para que no queden dentro. En la pintura por ejemplo, muchos lo han hecho. Por citar uno: Goya con su «Pintura Negra» como tantos otros. Las distintas manifestaciones artisticas entre otras se prestan muy bien para que esto pueda suceder. Saludos a todos